http://www.ole.clarin.com/notas/2007/11/12/01538813.html
00:00 | INDEPENDIENTE 1 - ESTUDIANTES 2 Fue Monte...blanco
Inesperadamente, unos 50 hinchas de Independiente despidieron al micro del plantel con insultos, la mayoría dedicados a Montenegro.
ANDRES GOMEZ FRANCO afranco@ole.com.ar
opup('http://www.servicios.clarin.com/notas/jsp/ole/v4/galeria/galeria.jsp?notaId=1468891&mtmTipo=Imagen','fotos','850','600','yes','yes');"> | Al 10 le dijeron "Montehielo". Se fue último, por su cuenta. |
Que salga Montehielo, oh, oh, oooohhh, que salga Montehielo, oh, oh, ooooohhh...".
El cantito, grito de guerra en tono rolinga, salió despedido con bises y todo mientras el micro de Independiente esperaba ser ocupado. Inesperadamente, porque quedar virtualmente fuera de competencia a tres fechas del final no sabe a herejía, un grupo de alrededor de 100 hinchas primero (unos 50, abiertas las puertas de salida), aguardó la salida del plantel y cuerpo técnico. Ensañado, sobre todo, con Montenegro. Sí, Montenegro resultó ser Monte...blanco. "Pecho fríííío, que salga el pecho fríííooo", clamaron uno, dos, diez simpatizantes, dejando de lado su paladar negro, ése que en más de una oportunidad defendió con creces el acusado. Al Rolfi, es cierto, ayer Braña lo hizo pasear por la cancha sin acertar una jugada (¿le costó no ser citado por Basile?). Tan cierto como que Independiente no perdió exclusivamente (o principalmente) por él. Pero qué va, los fanas canalizaron su impotencia de ya no ser en el 10. "Volvete a River, la p... que te parió, volvete...", se oyó un instante antes de que la policía rodeara el vallado en el que se encontraba el bus, separando a los simpatizantes más exaltados de las rejas. Todo sin que la cosa tomase un tinte más espeso. La violencia fue sólo verbal.
"Que el capitán dé la cara", se plagiaron los hinchas una y otra vez. Pero el que salió derecho a su auto sin ser ni chistado fue el lesionado Herrón, ayer simple espectador. Y Mareque, de civil pero con bolso al hombro, lo imitó con éxito. El resto del plantel prefirió hacer los tres pasos de distancia entre la puerta del vestuario y el micro. En el medio, claro, de gritos que por momentos se tapaban unos a otros. Ojo, la advertencia, implorativa, acerca del próximo clásico contra Racing tronó clarita: "El domingo cueste lo que cueste, el domingo tenemos que ganar". Igual de limpito se escuchó el "andate a Sunset" que le propinaron al Rengo Díaz antes de que suba al vehículo. También el encargo a Matheu, uno de los únicos dos jugadores aplaudidos pese al traspié: "Decile al Rolfi que es un botón", le rogó un hincha, que empalmó el pedido con un "¿y dónde está la calculadora, Troglio?".
El otro mimado fue, lógicamente, Germán Denis. El goleador (también ratificado por Basile) abandonó el estadio en un auto particular, en el medio de palmadas y pedidos de autógrafos, y ya cuando el micro del plantel había partido. Sin Rolfi. Porque Montenegro no salió. Irónicamente bendecido con el control antidóping, quien supo vivir en el pedestal de los mismos hinchas que ayer le rugían, esperó a que la Policía desagotara el playón de gente. Apenas aguardaban periodistas casi una hora después del pitazo final de Pompei. Así y todo, la mujer de Montenegro condujo, por recomendación de la Policía, la camioneta familiar desde el playón hasta el Pasaje Corbatta, por donde, finalmente, se fue el hombre más buscado del día. Del día menos pensado...
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