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Batistuta: el fin de un idilio
Llegó a la Roma a mediados de 2000. En la temporada pasada se consagró campeón. Parecía que el romance con el goleador iba a ser interminable, pero se quebró en medio de una historia de intereses y desencuentros.
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Los ídolos son intocables. Pase lo que pase. Lo demuestran los napolitanos, que más de una década después, aman a Maradona. Porque el amor no busca respuestas en la razón. Pero el romano parece ser distinto. Por eso, cuando Gabriel Batistuta llegó a Roma, fue como el arribo de un dios que los iba a sacar del ostracismo.
Después del recibimiento de Diego en el San Paolo, nunca se vio nada igual como esa mañana en el Olímpico, con 30.000 hinchas enloquecidos por ver a Batistuta. El romance había comenzado. Settimio Aloisio, su representante, reconoce: "Tenía muchas ofertas Gabriel, entre ellas las del Inter, Parma y Lazio, pero se decidió por la Roma, e incluso hoy, no se arrepiente de esa elección".
El jugador respondió con goles. En cantidades industriales. Junto a Walter Samuel fueron los dos verdaderos artífices del título logrado el año pasado. Porque los amados por el hincha romano como Totti y Montella, nunca habían ganado nada e incluso la Roma que tiene las vitrinas casi vacías, no conocía un título desde hacía casi veinte años.
Pero un día, algo se quebró. Una bien montada campaña dirigió los dardos contra Batistuta. Le empezaron a recriminar cosas inverosímiles. Si no sale a la calle no ama Roma. Si no firma un autógrafo es un desagradecido. Si pelea por su sueldo, un mercenario. Si defiende a sus compañeros, un buchón. El problema es que Fabio Capello un día decidió cambiar el módulo de juego y Batistuta automáticamente se hizo habitué al banco de suplentes.
Detrás, el presidente Franco Sensi. Ya había logrado lo ambicionado, el scudetto, y ahora quería deshacerse del jugador que le costaba cinco millones de dólares al año en sueldos.
Como por arte de magia, empezó una campaña contra el jugador. Se necesitó un par de llamados telefónicos para armarle un mal clima a Bati en la ciudad. Algo que ya había sufrido Carlos Bianchi.
Un par de pintadas en Trigoria. Silbidos de algunos hinchas. Artículos periodísticos rayanos en la estupidez. Como uno que decía que Batistuta iba a pasar al modesto Como.
La campaña tenía un sentido. Vender al jugador, para recuperar algo de dinero, ya que en junio el pase queda en su poder. Pero el goleador esta decidido. Se quedará en la Roma, soportando todo. Ya conoce su destino. El propio Settimio Aloisio, lo marca: "Hace tiempo que Gabriel y su familia estudian inglés. En junio estará en un equipo de Londres. Sus hijos e Irina también lo quieren. Todavía tiene mucha carrera por delante. Y puede elegir equipo. Porque además de Inglaterra, recibió ofertas de España e incluso de Italia". No será el Chelsea su destino. El equipo no está en condiciones de afrontar los gastos por el jugador que redondeará una docena de millones de dólares por un par de años, entre sueldos y el precio de su pase. Difícil el Fulham que pelea de mitad de tabla para abajo, casi cantado que el Tottenham o el Arsenal serán la nueva casa de Bati.
Antes habrá que resolver cuestiones pendientes. Como que la Roma le pague la abultada deuda que mantiene por sus derechos de imagen. Algunos dicen que son cuatro millones de dólares.
Pero aquellos que creen que Batistuta se irá en enero, recibirán un golpe a sus ideas. El propio Aloisio lo establece: "El jugador completará su contrato. No se irá de Roma antes de junio".
Hay cosas que nadie podrá borrar: Batistuta es el séptimo goleador de todos los tiempos del fútbol italiano. Y el verdadero dueño del scudetto. No está en su mejor momento, pero necesita continuidad, y Capello hace tiempo lo condenó al destierro.
Bati entregó un campeonato histórico a la ciudad jugando con una rodilla destrozada, pero en Roma, ciudad de emperadores, el pulgar parece que ahora lo está condenando.
Nápoli amará siempre a Diego. El hincha argentino difícilmente baje del pedestal a sus ídolos más entrañables. Porque los amores suelen tolerar ciertos errores y disfrutar un poco más de la gloria.
Se irá Gabriel Batistuta en junio. Dejará Roma, se irá definitivamente de Italia. Será la despedida de un goleador de raza. Un ídolo. En Argentina, en Florencia y en Japón. Pero, muy probablemente ya no lo será en Roma, ciudad de pobres corazones...
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