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ESTUDIANTES 0 - RIVER 0Cuestión de pesoLos hinchas de Estudiantes mostraron su enojo con Simeone y lo tildaron de "pesetero". Hubo billetes con su cara y silbidos. Los jugadores lo saludaron. FEDERICO ROZENBAUM | frozenbaum@ole.com.ar
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El Cholo se saludó con Verón antes del comienzo del segundo tiempo. Más tarde, recibiría la camiseta de tres ex dirigidos.
No tuvo reparos. Su mano derecha buscó directamente el centro izquierdo de su masculinidad. En España se le llama aparcamiento de miembro. En Argentina se usa una metáfora avícola, a la cual Diego Simeone recurrió no bien ingresó al estadio Ciudad de La Plata. No fue una provocación. Para nada. Se trató de un acto reflejo: la reacción inmediata tras el abrazo de un hombre que, según rezan en Estudiantes, suele hacer estragos entre los supersticiosos. Pero la superstición del Cholo no terminó hechizada por el resultado final. Sí, tal vez, por la respuesta que encontró en la mayoría de las 25.000 personas del Pincha.
Estaba incómodo Simeone cuando cruzó esos 70 metros que separan la manga del banco visitante. Los silbidos abrumaron. Sobre todo, al quedar de cara a la platea oficial. Hubo gestos, o golpes bajos, que remitían a su vida privada. También objetos voladores que no dieron en el blanco. Y aplausos, pocos. Y mucha flema. A mayor enojo, más voluntarios a expresarse con saliva.
Fue el peor momento de la noche del Cholo. La imagen positiva del último DT campeón cayó como el dolar frente al euro. Justamente, de plata se trató el reclamo. Una cuestión de peso. Lo tildaron de "pesetero". Se emitieron para el caso billetes con su caripela. Así le reclamaron su decisión de dejar el club.
Es verdad que el amor es eterno mientras dura. Pero tampoco es que el ex matrimonio Simeone-Estudiantes pasó en los últimos tres meses al odio. No hubo canciones en su contra. La gente intentó ensalzar la pasión en el "Estudioooo, Estudioooo" y en las coplas para Verón. Y así como quedaron pruebas de rencor en algunas banderas ("La ambición suele hacer traidores", "Cholo nos defraudaste"), también aparecieron mensajes de amor ("Gracias a vos lo vimos campeón", "Gracias por el campeonato") y otros que mezclaron sentimientos ("Cholo, el Pincha es agradecido pero no olvida lo que hiciste").
Estuvo tenso el Cholo. Al minuto se paró, molesto, por la llegada de Lugüercio. No se volvió a sentar. A los 14 reclamó un camiseteo a Alexis, y escuchó otra reprobación. No cruzó miradas con sus ex dirigidos en todo el primer tiempo. Pero en su ida al vestuario se saludó con Maggiolo y Andújar. Y en su regreso, con Piatti, Benítez y Verón (¡Qué beso!). Otra silbatina le llegó al bajar con su suela una pelota. No contestó. Escondió emociones. Recién en la conferencia brindaría una frase que tiene entre los dientes: "Doy sin pensar en recibir". Pero recibió la camiseta de Piatti y de otros dos players. Eso, para él, también es una cuestión de |
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