00:00 | ESTUDIANTES 2 - QUILMES 0 El campeón rugió a tiempo
Abúlico y sin ideas en el PT. Intenso y con la actitud ganadora del torneo pasado en el ST. El Pincha debutó con un triunfo frente a Quilmes y la gente ya cantó por una nueva vuelta olímpica.
El penal ya fue gol. Y así festeja Pavone su derechazo.
Necesitó cuarenta y cinco minutos para recuperar la intensidad. Un tiempo fue suficiente para que el campeón sacara su chapa. Rozar la mediocridad medio partido había sido demasiado. Y cuando se despertó, enterró las dudas de la pretemporada. Porque Estudiantes resolvió el partido con Quilmes cuando jugó a lo Estudiantes versión Apertura 06. Más allá de algunos niveles individuales, desajustes defensivos y otras deudas en el juego, la actitud ganadora con la que el Pincha salió a jugar el segundo tiempo fue clave. Por eso ganó. Por eso revalidó su candidatura. Por eso, el sueño del Bi no es utópico.
León dormido. El PT del Pincha estuvo tan lejos de ese campeón avasallante como Quilmes de ese equipo desordenado del torneo pasado. Por nombres, juego e historia estaba claro que el Pincha sería el protagonista. Al menos debía serlo. Pero en todo el primer tiempo no consiguió jugar con la intensidad que le dio la vuelta olímpica y en cambio repitió el bajo nivel que mostró en el verano. Lejos del equipo que te metía en el arco, Estudiantes transitaba el partido como si ya lo fuera ganando 5 a 0. Para colmo, los niveles individuales no ayudaban. ¿O acaso es común ver a Verón impreciso y sin panorama? ¿O que Calderón no aproveche un mano a mano como el que lo dejó Benítez? ¿O Sosa siempre jugó tan desenchufado?
Y mientras el León seguía dormido, el orden de Quilmes alcanzaba para mantenerlo anestesiado. Sólido atrás, mordedor por todos lados y con las corridas bravas de Ibáñez (entró por Luna, lesionado), el Cervecero aguantaba.
León rugiendo. Desde la primera bocha del segundo tiempo, el compromiso del equipo del Cholo era otro. Habrá sido la charla del entretiempo, el orgullo herido, el contagio de la gente. Con un Benítez inspiradísimo y dejando claro que no extrañarían el gran nivel de Galván, volvió la fórmula de la pelota al piso, usando la bandas con criterio. La cuestión es que la decisión le volvió la vida al cuerpo y Pavone ya dejó de pensar en la venta que no llegó y encaró con esa topadora que tiene en el cuerpo. Provocó un penal —otra asistencia de Benítez— y él mismo lo convirtió en gol. Y cuando Quilmes no había asimilado el golpe, le metió otro de nocaut. Con Casierra armando un jugadón con Pavone, tiqui-tiqui, centro y la Caldera que se encendió.
La desesperación del Cervecero hizo el resto. Ya no fue tan ordenado y mostró que quizá si se hubiese animado a atacar más, habría lastimado. Porque la defensa del campeón prendió un par de luces amarillas por más que aciertos en la contra disimulaban problemas. Torres e Ibáñez complicaron, pero el Pincha era otro. Capaz de ir y venir con la mentalidad que supo tener. Con un arquero capaz de tapar la difícil (tiro libre de Capria) que tendría.
La ovación al Cholo se hizo sentir. En el torneo pasado tardaron 10 fechas en cantar por él y ahora entonaron "...que de la mano, de Simeone, otra vuelta vamos a dar..." en una hora. El León se había despertado en el momento justo: rugió a tiempo.
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